Una serie de pintorescos pueblos asentados en las riberas del Río Sonora forman un camino lleno color donde se fusionan los hombres, la cultura y la magia.
Ures
Cuna de grandes artistas y educadores, así como de hombres y mujeres apasionados de la cultura en general, la antes apodada como "La Atenas de Sonora" es una de las ciudades más antiguas y peculiares del Estado.
Baviácora
Pintoresco pueblo del río Sonora fundado por los jesuitas en 1639. Su nombre significa "la yerbabuena que crece en el río".
Aconchi
Este rinconcito de la cuenca del Río Sonora se caracteriza por albergar un famoso manantial de aguas termales, mejor conocido como Agua Caliente.
San Felipe de Jesús
Su vocación actual es ganadera y agrícola, la original: minera. Este poblado nació, en realidad, como una hacienda dedicada a la explotación de plata, en 1657.
Huépac
Este pueblo de la sierra central sonorense ha sido centro minero, ganadero y agrícola por siempre. Su nombre proviene de la lengua ópata, y significa "donde se ensancha el valle".
Banámichi
Al margen este del Río Sonora, emplazado en una meseta, se encuentra el pueblo “donde da vuelta el agua”, según el significado de su nombre en lengua ópata.
Arizpe
El “lugar de las hormigas bravas o coloradas” (Huecaritzpa, en lengua ópata) está, prácticamente, rodeado de sierras: El Carmen al este, El Manzanal al sur y la San Antonio al oeste.
Bacoachi
Región de hermosos parajes y esplendor serrano, ideal para los amantes de los escenarios fríos y sus actividades. Su nombre proviene del vocablo ópata “bacoatzi”, el cual significa “culebra de agua” o “lugar rodeado de agua”.